El Dr. Pantufla estaba convencido de que entre las líneas de esas cartas había trocitos de deseo que tenían que rescatar y pegar hasta unirlo. Si luego, regaban EL DESEO con gotas de lluvia arrastra penas ya tenían la mitad conseguido. Después había que preparar un paquete con el sobre y un Frasquito de Risa Contagiosa, hecha de zumo rojo de cerezas y gramos y gramos de cosquillas de las que, Pantufla y Noel, sólo guardaban la esencia como los grandes perfumes. No vamos a decir que con esto ya estuviera todo solucionado y que todos los niños de los hospitales esa noche dejarían de tener dolor pero sí es verdad que algo cambiaría.

Cuando esa noche los pequeños encontraran una Caja color cereza con la carta que ellos mismos habían enviado junto con un Frasquito diferente, sentirían algo raro. Los 3 remedios nuevos de Pantufla: El Deseo + Gotas de lluvia arrastra penas + el Frasquito de risa contagiosa, haría que muchos de los pequeños empezaran a sonreír y sus papás también y los primos y los tíos y las abuelas y las bisabuelas. Y como la risa era contagiosa, de poquito en poquito, luego les seguirían las enfermeras, y los médicos y los cirujanos…y el hospital se convertiría en Una Gran Sonrisa que dejaría los dolores muy muy atrás, casi olvidados, al menos en Nochebuena.

Pero la Navidad ¡es mágica! y ¡Pantufla y Papá Noel mucho más! Por eso, junto con la Caja de color cereza también iban a llegar el camión grúa y la muñeca que canta y el puzzle de 1000 piezas…Y el alboroto entonces sería total, ningún niño podría dormir esa noche.

¡Y Pantufla y Noel tampoco! Porque tendrían que seguir repartiendo magia y regalos sin descanso. Pantufla saltando como nadie sabía por los tejados de las casas y Noel en su trineo que viajaba a la velocidad de la luz.

¿Queréis hacer un pedido especial y ver lo que ocurre?

¡Estáis a tiempo! ¡Trabajan hasta última hora!

¡¡¡FELICES FIESTAS!!!